La isla de Asia perderá su encanto biodiverso si se concretan planes alucinados

Los biólogos de la ex Proabonos habían contabilizado 8,500 zarcillos en la isla de Asia. Foto: Juan Delzo
Muy pocos conocen la Isla de Asia. Y muchos menos saben que existen varios estrambóticos proyectos originados en Eisha que pretenden cambiar totalmente la fisonomía y la riqueza natural de esta isla. Acá se los contamos.

Escribe: Iván Reyna Ramos

Dicen que la vida se originó en el mar. Y parece que la muerte también. Es que a una hora al sur de Lima se ubica la exuberante isla guanera de Asia, frente a los lujosos condominios y clubes de Eisha, que a veces creen que pueden hacer y deshacer a su antojo. Y pese a que la isla es parte de una reserva nacional, un grupo de iluminados profesionales ha propuesto, que antes del 2050, la isla de Asia tenga hoteles cinco estrellas, desembarcadero para cruceros, crear islas artificiales para abastecerse de combustible, y largos espigones que nacerían en Eisha para acercarse lo más posible a ésta isla. Los animales, la biodiversidad, la serenidad que transmite este refugio marino, bien gracias.
Esta es una simulación de los bulevares dentro del mar. Ilustración tomada de Etiqueta  Negra.

Los arquitectos Yvonne Torres y Henry García proponen la construcción de bulevares dentro del mar. Ellos sostienen que “algunos balnearios mueren por déficit de glamour”. Se basan en lo que pasó con Ancón. Apoyados en proyecciones fatalistas, temen que eso ocurra con Eisha, por lo que apuntan a recuperar la relación del balneario con el mar. “En lugar de contemplarlo de lejos, hay que abordarlo con una serie de espigones que partirían desde los espacios que hay entre los condominios”, revela el informe publicado en la revista Etiqueta Negra.

Los diseños de los futuristas es pensar en la construcción de ciudades de verano. Ilustración tomada de Etiqueta Negra.
Se trata de la construcción de un muelle en la playa del actual bulevar para que yates y botes a motor se interconecten con el puerto del Callao y Paracas. Y también la construcción de otro muelle en la misma isla para embarcaciones de mayor envergadura. “La idea es que turistas extranjeros puedan llegar a Asia a través del mar y de paso aprecien la belleza del lugar. Lujo y belleza. Y la belleza, claro, hay que construirla”, dicen los proyectistas.

Está claro que estos dos arquitectos no ven a la isla de Asia con una mirada medioambiental. La naturaleza y la biodiversidad no están de hecho entre sus prioridades. Bueno, para empezar habría que preguntarles primero ¿qué entienden por belleza? Y, segundo ¿acaso no es fácil entender que las mansiones hoteleras y el anclado de embarcaciones espantan la fauna marina?

Isla con historia

Dejemos que la propia isla se encargue de desbaratar tan oceánico despropósito. En sus 70 hectáreas habitan colonias de piqueros, guanayes, pelícanos, pingüinos de Humboldt, zarcillos, gaviotas. Se estima que aquí viven más de 100 mil aves guaneras de las 4 millones que existen en todas las islas del litoral peruano. La biodiversidad se complementa con lagartijas, arañas, cangrejos, caracoles, estrellas, chanques, pulpos, lobos, y en ocasiones se avistan delfines.
Población de lobos. Foto: Juan Delzo

Y las investigaciones de Aarón Conti, biólogo marino que trabajó hasta hace poco con los pescadores de Asia, revelaron un punto fundamental: “los peces desovan entre los roquedales, y es aquí donde se origina la cadena alimenticia”.

Pero eso no es todo, esta isla tiene una rica historia que parece que los nuevos inquilinos de Asia ignoran. El cronista español Cristóbal de Albornoz escribió que “la isla de Asia fue un lugar sagrado hasta la llegada de los españoles”. El historiador maleño Saturnino Ruiz sostiene que “se adoraba al dios Akat”. El etnógrafo Carlos Larrabure comenta que “el curaca Chuquimancu contemplaba al atardecer grandes bandadas de aves que pasaban a descansar”. El sabio Julio C. Tello al llegar a la isla encontró “un templo Inca con ofrenda de mujeres decapitadas y abundante alfarería ceremonial”. De modo que la isla siempre fue un lugar sagrado y respetado por los habitantes de la región.
Especies como la chuita ponen vida y color en la isla de Asia. Foto: Alejandro Tello.

¿Proyectos futuristas o de ciencia ficción?

 Mateo Liébana y Gonzalo Zegarra han trabajado el proyecto de construir islas artificiales. “Ganarle suelo al mar será una forma de preservar el distrito actual. Se respetarán las tierras de cultivo y las nuevas viviendas se harán en las laderas de los cerros. Los clubes de playas se transformarán en condominios donde predomine el aire libre”, se lee en el informe que presentaron sobre el diseño de playas futuristas.
La opulencia imagina crear urbanizaciones, islas artificiales y casas anfibias. Ilustración tomada de Etiqueta Negra.

Otro soñador es Jorge Orrego, quien propone la construcción de casas anfibias diseñadas para desplazarse sobre el mar o incluso sumergirse para tener una vista submarina, además de unos muelles inteligentes capaces de procesar la energía de las mareas. “En el 2050 ir a la playa será una experiencia de goce tecnológico”, sostiene el autor.

Desarrollo sostenible

Sin tecnología y sin pensarlo mucho, la semana pasada junto a un puñado de asianos de pura cepa como Francisco, Andy y Paul Ojeda, Juan Delzo y Antonio Hernández, nos echamos a remar sobre una balsa artesanal de tecnopor. Una aventura fascinante alrededor de la isla, sin ruido, sin combustible, sin la perturbadora idea de agredir el ecosistema. Al contrario, fue un viaje para pensar seriamente en proyectos que tengan que ver con el turismo de paseos en kayak, buceo y pesca submarina, pero con prácticas de turismo sostenible, sin sobrepesca, sin contaminación y respetando a la naturaleza.
Una aventura, una balsa, y seis asianos navegando alrededor de la isla. Foto: Iván Reyna.

Siendo esta isla protegida por el Estado desde el 2010 bajo la categoría de Reserva Nacional, se supone que el Ministerio del Ambiente (a través del Sernanp) se encargue de que haya un hábitat saludable, además del estudio de las especies. Mientras que al Ministerio de Agricultura (por medio de Agrorural) le corresponde la vigilancia. Se supone, claro.

Una tarea pendiente es involucrar a la población originaria de Asia –tantas veces marginada- a que participen de los planes de sensibilización, y no sólo a los residentes de clubes de playas que sólo llegan en verano.
Uno de los murales que evidencia la importancia de la isla a cargo del Estado peruano. Foto: Iván Reyna.

DATOS
La isla de Asia es la única en el litoral de Cañete. Desde una avioneta se ve que tiene la forma de una mano. Son siete los islotes que conforman la gran isla. 70 hectáreas en total. Se eleva a 123 metros sobre el nivel del mar. Se ubica a una milla náutica (1,852 metros), casi 2 kilómetros desde la orilla. En 1994 aportó con 7,359 toneladas de guano, y el 2008 (catorce años después) reportó 7,300 toneladas.

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