Camino a Callahuanca

LA PROVINCIA LIMEÑA DE HUAROCHIRÍ OFRECE NOVEDOSA RUTA TURÍSTICA DE LA CHIRIMOYA QUE CONVINA CON NATURALEZA Y PAISAJES

Embarcados en un cercano viaje de cuatro horas a la sierra limeña de Huarochirí llegamos al distrito de Santa Rosa de Callahuanca, donde sus 2,500 habitantes mantienen viva sus costumbres ancestrales, se mueven a través de creencias y hacen de las lluvias y del sol intensas caminatas, tal como lo hacían los antiguos huarochiranos, quienes dominaron la naturaleza con tributos a la madre tierra.

Texto y fotos: Iván Reyna Ramos 
Así cargados de historias trepamos el cerro Characán (2,260 msnm) para encontrarnos con un excelente mirador. Y vaya que la neblina y la lluvia nos acompaña en los casi tres kilómetros de subida y dos horas de caminata. El paisaje es excepcional. Hasta aquí también llega Víctor Vicharra Capcha para ofrecer un pago a la tierra, el agua y la lluvia. Imploró a los dioses que protejan a los turistas. Hasta aquí también llegan en mayo los pobladores en un ritual católico cargando una pesada Cruz –elaborada por Jeremías Carrasco Galarza- como agradecimiento al agua y sus generosas cosecha de chirimoyas, lúcumas, paltas, manzanas y melocotones. De ahí que este circuito lleva el nombre de “Mirador de la Cruz de Characán”. Nos dicen que desde aquí se ve el enigmático Marcahuasi y en ocasiones se avistan cóndores andinos.

Se estima que en Callahuanca se cultivan unas 300 hectáreas de chirimoyas. Pero es impresionante saber que aún sobreviven 100 ecotipos de chirimoyas nativas. Y con la llegada de la tecnología se han mejorado tres variedades (blanca, amarilla y verde). La producción anual es de 350 toneladas. Todas son exquisitas y por eso a esta tierra se le conoce como el “Paraíso de la Chirimoya”. Y claro que este fruto peruano hoy forma parte de los platos de innovación como la pizza de chirimoya. El chef Alvaro Raffo preparó trucha en salsa de chirimoya con verduras al horno. Los potajes típicos como la carapulcra y la pachamanca siguen inalterables. Y para celebrar, Silvia Gutiérrez Peña nos ofrece el famoso “chirimpisco”, el trago emblemático de los callahuanquinos, conocido popularmente como el “viagra andino”.

Desde hace dieciocho años, Callahuanca celebra el Festival de la Chirimoya. Y desde entonces el turismo frecuenta la zona. La gente trabaja indesmayablemente para ofrecer servicios de calidad. Y todo esto ha hecho que el mismo Presidente Ollanta Humala y el Ministro de Comercio Exterior y Turismo, José Luis Silva Martinot presentaran oficialmente el último jueves el Programa “De mi Tierra, Un Producto”, que busca impulsar el desarrollo del turismo interno y la oferta productiva. Este programa se hará extensivo a otras comunidades del país, en el que la propuesta de inclusión social esté presente en el desarrollo social y económico en las regiones. Ver las bases de la convocatoria: www.demitierraunproducto.gob.pe

Callahuanca en el habla quechua quiere decir “piedra partida” (cajlla=partida y huanca=piedra). Para llegar a esta tierra, se debe llegar primero a Chosica, y de ahí hay combis que trasladan a Callahuanca por tres soles. Si bien la carretera –por ahora- es una trocha acondicionada para movilidad todoterreno, se despiertan otros horizontes porque los cerros se pintan verde, el río Santa Eulalia baja rápido a contribuir con el Rímac. Así, la caminata de dos kilómetros se hace placentera cuando vamos rumbo al Centro Ecológico y Turístico Piedra Huaca, un hermoso paraje privado de cinco hectáreas que la familia Villanueva Fuentes ha logrado –desde hace 8 años- promover el turismo con sus bosques de piedras, restos arqueológicos, una piscigranja de truchas tropicales de la especie salmón arco iris, pesca deportiva, turismo vivencial, paseo por el huerto de agricultura orgánica y deleitarse con truchas a la parrilla. Hay espacios para acampar.

Antes de abandonar el Hotel El Rodeo, doña Julia Cisneros Cuellar nos invita una sabrosa Huatia de carne de res, sazonada a leña. Y para engreírnos, la familia Vilchez -famosos por sus helados de chirimoya- nos invitan sus manjares elaborados en casa de manera natural. Y así endulzados regresamos a Lima con los amigos de PromPerú que promocionan este destino, pensando en los sueños de Callahuanca, en su gente, en sus frutos, en su propio amanecer.


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