Luz y sombra del Quipu de Asia - Cañete
Un tropiezo en las escarpadas tierras de San Juan del Quisque en Coayllo, fue suficiente para recuperar un quipu abandonado por los huaqueros. De Inmediato el arqueólogo Rommel Ángeles del Proyecto Arqueológico Huaca Malena en Asia le encargó los estudios a su colega Alejo Rojas Leiva, especialista en quipus de la Universidad Nacional Federico Villarreal. A partir de entonces se sabe que se trata de un quipu tributario de los incas, el único reportado en toda la provincia de Cañete.
Según los estudios preliminares de Rojas Leiva, el quipu revela que en el tiempo de los incas el valle se constituía de 8,800 habitantes y que cada familia la conformaba cinco personas. De esta población, se estima habían 500 mineros, 500 tejedores, 250 artesanos, 250 soldados, 13 pastores, y 13 productores, lo que en buena cuenta sumaban 1,776 tributarios. A decir de la etnohistoriadora María Rostworowski, por entonces a este valle se le conocía como Oclla y estaba bajo los dominios de los curacas Juan Coyllo (en Coayllo) y Francisco Ocxa (en Asia).La interpretación de Rojas se basa en los testimonios de quipucamayocs (incas especializados en quipus) confesados a los conquistadores españoles que los quipus servían para guardar datos estadísticos relacionados con los censos poblacionales, tributos, cantidades de productos agropecuarios, trabajos en las llamadas mitas. Apoyados en esa información –en el museo municipal Huaca Malena, pueblo de Capilla de Asia–, los arqueólogos han diseñado una réplica para que los visitantes en su mayoría escolares puedan de manera sencilla aprender a contar con el quipu de Asia. Sin duda una genial iniciativa de recrear el pasado cuando hoy los economistas representan a los quipucamayocs y el quipu es el equivalente a un computador.Si bien los incas no tuvieron escritura, los cronistas narran que se comunicaban de varias formas. Los ayllus relataban los sucesos históricos mediante cantares especiales frente al Inca. Recordaban a sus antepasados a través de mantos pintados. La contabilidad la realizaban con granos de maíz colocados en unos casilleros de piedras llamados ábacos. Y otra manera de informar fueron los quipus.Para elaborar un quipu (nudo en quechua) se seleccionaba la fibra de algodón, se hacía el hilado, se escogían las tonalidades, se retorcían los hilos, se registraba la información mediante nudos, y finalmente el quipucamayoc lo guardaba enrollado y para leerlo lo abría con las manos de extremo a extremo.De acuerdo con los estudios Gary Urton, profesor de estudios precolombinos en el Departamento de Arqueología de la Universidad de Harvard, quien a mediados de este año estuvo en Lima, sostiene que después de haber analizado 60 mil nudos de la época inca, en unos casos la torsión va a la derecha y en otros a la izquierda. Descubrió que los quipus se anudaban de dos maneras: una con un eje en forma de “s” y otra en forma de “z”. El doctor Urton que ha trabajado con más de 300 muestras coleccionadas en museos de Perú, Chile, Estados Unidos, continúa con sus investigaciones para demostrar que así como nosotros podemos escribir con un alfabeto de 26 signos, los incas pudieron asignar convenciones a cada hilo, a cada torsión, a cada nudo. “Si algún día se logra encontrar esa relación, se daría con la clave para saber qué dice cada hilo”, asegura el científico.Se estima que en el mundo existen unos mil quipus depositados en museos y colecciones privadas. En el Perú son pocos los originales provenientes de excavaciones arqueológicas, ya que los encontrados durante la Conquista fueron destruidos con la extirpación de idolatrías. Por ahora, el quipu de Asia concentra la atención de Rommel Ángeles y Alejo Rojas quienes documentan la ocupación inca en este valle, en el que sobresalen los sitios Paredones en Asia y Uquira en Coayllo. Los investigadores preparan una publicación con los estudios completos a ser difundidos próximamente.Así es Asia, convertido en el sugerente destino turístico a pocos minutos de Lima, donde visitar el museo es también deslumbrarse con los finos tejidos Wari hallados durante las excavaciones de Huaca Malena, los mismos que actualmente lucen restaurados gracias a la caridad de algunas personas e instituciones. Si la municipalidad de Asia apoyara estas iniciativas arqueológicas, otro sería el brillo cultural de este pueblo que necesita reencontrarse con su propio origen, con su propio destino.Iván Reyna Ramos
Fuente/ el Expreso
Según los estudios preliminares de Rojas Leiva, el quipu revela que en el tiempo de los incas el valle se constituía de 8,800 habitantes y que cada familia la conformaba cinco personas. De esta población, se estima habían 500 mineros, 500 tejedores, 250 artesanos, 250 soldados, 13 pastores, y 13 productores, lo que en buena cuenta sumaban 1,776 tributarios. A decir de la etnohistoriadora María Rostworowski, por entonces a este valle se le conocía como Oclla y estaba bajo los dominios de los curacas Juan Coyllo (en Coayllo) y Francisco Ocxa (en Asia).La interpretación de Rojas se basa en los testimonios de quipucamayocs (incas especializados en quipus) confesados a los conquistadores españoles que los quipus servían para guardar datos estadísticos relacionados con los censos poblacionales, tributos, cantidades de productos agropecuarios, trabajos en las llamadas mitas. Apoyados en esa información –en el museo municipal Huaca Malena, pueblo de Capilla de Asia–, los arqueólogos han diseñado una réplica para que los visitantes en su mayoría escolares puedan de manera sencilla aprender a contar con el quipu de Asia. Sin duda una genial iniciativa de recrear el pasado cuando hoy los economistas representan a los quipucamayocs y el quipu es el equivalente a un computador.Si bien los incas no tuvieron escritura, los cronistas narran que se comunicaban de varias formas. Los ayllus relataban los sucesos históricos mediante cantares especiales frente al Inca. Recordaban a sus antepasados a través de mantos pintados. La contabilidad la realizaban con granos de maíz colocados en unos casilleros de piedras llamados ábacos. Y otra manera de informar fueron los quipus.Para elaborar un quipu (nudo en quechua) se seleccionaba la fibra de algodón, se hacía el hilado, se escogían las tonalidades, se retorcían los hilos, se registraba la información mediante nudos, y finalmente el quipucamayoc lo guardaba enrollado y para leerlo lo abría con las manos de extremo a extremo.De acuerdo con los estudios Gary Urton, profesor de estudios precolombinos en el Departamento de Arqueología de la Universidad de Harvard, quien a mediados de este año estuvo en Lima, sostiene que después de haber analizado 60 mil nudos de la época inca, en unos casos la torsión va a la derecha y en otros a la izquierda. Descubrió que los quipus se anudaban de dos maneras: una con un eje en forma de “s” y otra en forma de “z”. El doctor Urton que ha trabajado con más de 300 muestras coleccionadas en museos de Perú, Chile, Estados Unidos, continúa con sus investigaciones para demostrar que así como nosotros podemos escribir con un alfabeto de 26 signos, los incas pudieron asignar convenciones a cada hilo, a cada torsión, a cada nudo. “Si algún día se logra encontrar esa relación, se daría con la clave para saber qué dice cada hilo”, asegura el científico.Se estima que en el mundo existen unos mil quipus depositados en museos y colecciones privadas. En el Perú son pocos los originales provenientes de excavaciones arqueológicas, ya que los encontrados durante la Conquista fueron destruidos con la extirpación de idolatrías. Por ahora, el quipu de Asia concentra la atención de Rommel Ángeles y Alejo Rojas quienes documentan la ocupación inca en este valle, en el que sobresalen los sitios Paredones en Asia y Uquira en Coayllo. Los investigadores preparan una publicación con los estudios completos a ser difundidos próximamente.Así es Asia, convertido en el sugerente destino turístico a pocos minutos de Lima, donde visitar el museo es también deslumbrarse con los finos tejidos Wari hallados durante las excavaciones de Huaca Malena, los mismos que actualmente lucen restaurados gracias a la caridad de algunas personas e instituciones. Si la municipalidad de Asia apoyara estas iniciativas arqueológicas, otro sería el brillo cultural de este pueblo que necesita reencontrarse con su propio origen, con su propio destino.Iván Reyna Ramos
Fuente/ el Expreso
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